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Nació en la aldea “La Tarmada”, Tresmonte, concejo de Parres, el
24 de mayo de 1918. Fue la pequeña de una familia numerosa de 15
hermanos. En aquellos tiempos, decidió ser maestra; su primer destino
Cayarga, Parres su querida tierra asturiana. Luego la vida la llevó por
otros lugares, pueblos y provincias: Covadonga, Colombres, Igualada,
Bilbao, Oviedo y finalmente Arriondas, donde se jubiló.
Pertenecía desde joven a la Institución Teresiana, Obra fundada por
San Pedro Poveda. En su profesión de maestra, llevó grabado el lema:
“Con dulzura se educa, con dulzura se enseña, con dulzura se hace
lo bueno” (Pedro Poveda).
Fue una maestra responsable, alegre, cariñosa, respetuosa, servicial,
agradecida y rigurosa en su vida y en el cumplimiento de su trabajo
profesional.
María Luisa era de esas personas que te trasmitían paz, serenidad,
con su dulzura y suavidad hacía sentirte bien en su compañía. Tenía
muchas virtudes, sin duda destacaba en ella la humildad. Luisina,
mujer comprometida de firmes creencias religiosas, sabía ser y estar,
siempre muy respetuosa con el pensar de otros. Una de sus alumnas,
hoy religiosa, la recuerda: “cómo cuidaba su vida espiritual, como
vivía su plan de vida”. Sus compañeros y compañeras la recordarán
con gratitud, siempre dispuesta para ayudar, generosa, positiva,
Amparo Argüelles Luis
Antigua Alumna de las Teresianas en
Oviedo (Institución Teresiana)
¡HASTA SIEMPRE, MARÍA LUISA!
A.A.L.