Page 803 - Virgen del Camino
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Recuerdo, que el trece de octubre de 1961, tenía junto con mi padre, pero más fuerte que yo; ese chico sería mi gran amigo. Nos acercamos, e
una reunión con el encargado de una obra, para ver si podía realizar iniciamos la conversación preguntando lo clásico de siempre… ¿De dónde
algún tipo de trabajo remunerado, sería como peón. Mis padres estaban sois? Al contestarme que de La Cuesta de Tolivia, llevamos una gran alegría,
algo preocupados, porque no era un chico “fuerte”, y aún no me “había ya que éramos de la misma zona, ambos no conocíamos a nadie y veníamos
desarrollado”. Como diríamos en Medicina era un “Tardano” de una “familia numerosa”. Desde entonces, ese chico “no muy alto” es mi
amigo Julio el de Tolivia, que, aunque no nos vemos con mucha frecuencia,
El día diez de octubre recibimos una carta, donde se nos comunicaba
que había obtenido una Beca para estudiar en el Instituto Laboral San nos tenemos un gran cariño.
Juan Bautista de Corias, debería reincorporarme el próximo día doce, y A partir de esos momentos, ya no tenía la sensación de estar solo,
necesitábamos dos fotografías de tamaño del DNI, preparar un colchón, pues él se encontraba en una situación similar a la mía.
sábanas, mantas y una pequeña bolsa para enviar la ropa a lavar, todo
marcado con el 181. Así fue como se iniciaron mis vivencias en Corias. Posteriormente,
conocimos a grandes amigos que formaron parte de nuestra vida estudiantil,
Me pilló por sorpresa y apenas tuve tiempo para reaccionar. Me fui al donde existía una gran amistad, un buen compañerismo, una gran ilusión
fotógrafo, pagamos el “carrete entero” para que nos dieran las fotos, y mi por nuestro futuro, con la sensación de que, durante nuestra trayectoria de
madre la pobre, se llevó la peor parte, ya que pasó todo el día marcando la estudiantes, no estaríamos solos, que contábamos con un gran equipo de
ropa, pero orgullosa de que su hijo iba a estudiar, y … ¡Rumbo a Corías! educadores y profesores, que marcaron parte de nuestra personalidad, y se
lo agradeceremos eternamente.
A las siete de la mañana, nos subimos al “Carbonero” (autocar que
cubría la línea entre Pola de Laviana y Oviedo), para dirigirnos a Oviedo Los estudios que íbamos a cursar eran los del Bachiller Laboral Agrícola
donde nos esperaba el “ALSA”, para llevarnos por Cornellana, Salas, La Espina Ganadero, que posteriormente cambió a Industrial. No tenía ni la más mínima
y Tineo, a Corias, un pueblo pequeño a dos o tres kilómetros de Cangas de idea de las características de dicho bachiller, sólo era consciente, que iba a
Nancea. estudiar, para posteriormente realizar una carrera que marcaría mi futuro.
La estación del ALSA estaba cerca del Teatro Campoamor, olía a Son muchos los recuerdos que fluyen a mi cabeza, grandes amigos,
Gasoil y este olor me mareaba. El viaje duraba entre tres y cuatro horas. grandes profesores (padres dominicos y laicos), momentos difíciles y otros de
Recuerdo que los autocares tenían un piso superior con una pequeña grandes alegrías. Reconozco, que cuando me fui de Corias, era consciente
barandilla, unos bancos y una lona por si llovía; si había exceso de viajeros, que finalizaba una época importante de mi vida; tenía doble sentimiento,
los últimos subirían al techo del autobús. uno de cierta tristeza por finalizar mis estudios e irme de Corias, y otro de
alegría ya que me encaminaba hacia la Universidad. Sabía que esos tiempos
Después de tres horas y media, vomitando sin parar, llegamos a Corias.
Cuando vi aquel enorme edificio, quedé asombrado, no sabía que decir. no volverían.
Aunque en estos momentos me vienen a la memoria múltiples
Nos fuimos al primer piso para dar los datos personales. Recuerdo recuerdos, la mayoría muy gratificantes y algunos de cierta tristeza, voy a
que nos recibió el padre Lastra, quien, al ver mi cara de preocupación, intentar relatar los que en estos momentos fueron para mí los más entrañables,
me tranquilizaba diciendo que pronto gozaría de buenos amigos. Según y lo voy a reflejar en varios apartados.
avanzaba la tarde, me di cuenta de mi soledad; no conocía a nadie, estaba
en un lugar desconocido, no sabía realmente lo que me esperaba, y dentro ESTUDIOS.
de poco tiempo, mi padre marcharía y me quedaría solo. Me hacía una
pregunta, ¿A que vengo yo aquí? ¡Todo había sido muy precipitado! En los cinco primeros años, estudiamos el Bachiller Laboral Agrícola
Ganadero. Recuerdo que aparte de los estudios teóricos, teníamos unas
Siempre he dicho, que “Dios aprieta mucho pero no ahoga”. En una horas semanales de Prácticas, Talleres, etc.
esquina cerca de nosotros, había una mujer joven con chico no muy alto,
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