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Les mayaes de Sarañán y el campón de Fabar
La Peña, conocida como la Peña Prieres y ámbito de su propiedad,
marca señalada de El cordal de Ponga, separa el pueblo del vecino
Gobezanes. Ligada a la historia de la aldea, los mayores recuerdan
con cercanía las faenas realizadas en ella: pastorear por sus férti-
les cangas ovejas y cabras, recolectar hierbas medicinales, buscar
enabios para encender fuego, etc.; hoy un buen rebaño de cabras
hace compañía a los venados que nos amenizan con su berrea. Por
desgracia se está olvidando toda la toponimia utilizada en este ac-
cidente geográfico, vinculada a los picos, los pasos, les cangues y,
cómo no, a la leyenda tradicional de los tesoros escondidos. Desde
el Picu Les Llames y la Cuesta’l Xerrón hasta el Sil d’abaxu y Les Cue-
rries, encontramos nombres llenos de historia y vivencia: Picu Caón,
La Rasa, La Cueva Les Grayes, La Canga’l Nozalín, Bustiellu, Cuarro-
ble, La Cueva’l Macaco. Las vistas desde aquí y desde el pueblo de
Prieres son majestuosas; la aldea semeja una atalaya en las alturas
que cae hacia los cauces de los ríos Nalón y Orlé, se pasea por los
pueblos cercanos (Gobezanes, Coballes, Bueres, Abantru, Tanes) y
levanta la mirada hacia el Picu Torres o el Retriñón, ofreciéndonos
una sensación pareja a la felicidad.
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