Page 272 - Virgen del Camino
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durante los que viví y aprendí tanto entre mis nuevos amigos -no pocos
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                      Enrique Muñiz-Alique Iglesias                                                      blanco y verbo fresco que nos iban descubriendo en aquellas fechas de

                                                                                                         sombras, una Iglesia bien distinta, casi en color.
                                                                                                         La formación plural, humanística, asentada en valores de generosidad,
                                                                                                         de respeto, de compañerismo alegre y responsable, de las más variadas
                                                                                                         actividades musicales, teatro, dibujo, literatura, deporte, estudio, oración…
        REGRESO AL CAMINO                                                                                consiguió, además de algunos excelentes sacerdotes dominicos, que

                                                                                                         también continúan siendo parte de mi entorno más querido, formar una
                              “La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda                   legión interminable de prestigiosos escritores, músicos, actores, médicos, etc.
                                                     y cómo la recuerda para contarla”                   que llevan por donde van el sello inconfundible y la memoria agradecida de
                                                                Gabriel García Márquez                   esos años en el Colegio.

                                                                                                         Más adelante, y durante un largo paréntesis, continué en León mis estudios e
        A esta edad tengo muy claro que para reconstruir o interpretar cualquier                         inicié mi vida profesional al mismo tiempo que mantenía contactos frecuentes
        memoria, hay que acercarse de nuevo a ella. Y, en este caso, situarse                            y enriquecedores con el Colegio y con muchos de quienes habían sido mis
        en aquellos momentos para tratar de sentir como entonces los heladores                           profesores, consejeros y amigos,
        inviernos de los años sesenta del pasado siglo y para mezclarse entre el blanco                  Y una tarde de 1984, uno de ellos, uno de mis mejores compañeros y amigos
        y negro de aquella diminuta ciudad milenaria que desperezaba lentamente                          del Colegio, Juan Antonio, ofició mi boda ante la misma imagen de la Virgen
        su historia por las cuestas leves que descendían desde su catedral.                              del Camino que tanto me influyó y ante la que tantas veces canté con la

        Y por allí sentí, apenas iniciado el bachillerato, el deseo de ingresar en el                    Escolanía para orar dos veces.
        Colegio que los Dominicos habían  inaugurado en La Virgen del Camino.                            Pues con tal fuerza han permanecido en mi memoria aquellos años de
        Deseo deducible, más que probablemente, de los principios religiosos de mis                      convivencia y formación y aquella empatía por este entorno, tan distinto
        padres,  de  los  que  se  desprendía  una  fe  inequívoca  que  los  hijos  íbamos              ahora estética y funcionalmente de aquellos adobes alineados que
        asumiendo e incorporando, como tantas otras actitudes y prácticas, a                             pretendían parecer calles, de aquellas típicas  bodegas horadadas bajo
        nuestro pensamiento. La idea entonces de que un futuro sacerdote dominico                        pequeñas lomas de tierra rojiza y tapizadas de tomillo y zarzamoras, de
        surgiera desde dentro de aquella hermosa construcción familiar, fue tomando                      unas romerías tradicionales e inolvidables en las que se adquirían útiles de
        forma y consolidándose incluso con la conformidad y padrinazgo del abuelo                        labranza y se cumplía con los votos y las devociones… que en cuanto me
        que había recibido desde niño alguna formación y relación con la Orden de                        surgió la oportunidad, regresé a vivir de nuevo a La Virgen del Camino; en
        Predicadores.                                                                                    una  casa  construida  sobre  algunas  viñas  que  ya  vendimiábamos  algunos

        Tomada la decisión, y una vez aceptado como alumno, continué mis estudios                        niños del Colegio, cuando los labradores lo solicitaban, durante alguno de
        en el Colegio Apostólico de La Virgen del Camino en 1962.                                        nuestros recreos de septiembre.
        Dejaba -no muy lejos, aunque también entonces las distancias nos parecían                        Y de nuevo en el Camino, he visto y vivido la transformación de este entorno,
        enormes- una infancia feliz entre unos padres y hermanos unidos y queridos en                    en el que la pequeña Base Aérea Militar de aquellos años sesenta, se ha
        todas las direcciones, para afrontar una vida distinta y no menos amena, con                     convertido en una notable Academia Básica del Aire y a cuya sombra ha
        nuevos compañeros que procedían de lugares tan desconocidos entonces                             crecido un singular aeropuerto civil de mediana actividad que apenas
        para mí como me resultaban ellos.                                                                entorpece la tranquilidad del vecindario.

        Y en aquel Colegio insultantemente moderno para esa época, diáfano,                              Vuelvo a vivir aquí con aquella serenidad aprendida y una especie de
        luminoso,  con  una  grandiosa  piscina,  permanecí  cinco  magníficos  años                     melancolía dulce que me devuelve sonidos tenues de cadencias gregorianas
                                                                                                         con las que entonces iniciábamos cuaresmas y otras liturgias escondidas
                                                                                                         entre silencios.
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