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población de los núcleos de nuestra tercia: Prieres, Abantru y Tanes,
podía incorporarse al Camín Real, siendo de esta manera paso obli-
gado para quien proveniente de estos lugares, se dirigiera a La Ma-
rina o a Castilla. Así mismo y según se desprende del mismo croquis
de Solís Castañón, de los valles de Caleao y Coballes también se
podía acceder al Camín Real haciendo uso de su última etapa.
Pensemos, además, que hasta 1928 no se construyó la carretera que
une Linares con Nieves, por lo que deberemos imaginarnos hasta
entonces que el tránsito de carros y personas entre la tercia de
Tanes y la de Bueres implicaba el uso del Camín de la Peña y que
la construcción de tal carretera marcó, consecuentemente, el co-
mienzo de su declive como camino carretero, aunque es cierto que
mantuvo su uso peatonal y de ganado durante décadas, ya con
más claro carácter local entre los núcleos próximos. Sin duda, la ge-
neración de la posguerra de Prieres y Gobezanes puede dar fe de
las bondades de esta vía para asistir a los animados festejos, bai-
les y chigres de uno y otro pueblo. Curiosamente, y en contra de lo
que pudiera pensarse, lo abrupto y arriesgado de su trayecto nunca
provocó despeñamiento alguno entre los romeros más ebrios. No
corrió la misma suerte una pareja de gües que, uncidos a un carro,
allá por principios del siglo pasado, se despeñó hasta el río desde el
Collaín de Santiago.
Puede hablarse de un trazado “original” del camino, que suponemos
era el usado hasta los últimos años de la década de los 20. Viniendo
de Prieres, Abantru o Tanes, se pasaría a Los Eros para, poco des-
pués, llegar a terrenos allegados a la Peña de Prieres, de especial
belleza y encanto, llamados Vallines.
Desde este punto, el camino transcurre por la propia Peña, por La
Canalona y, posteriormente, por el Collaín de Santiago, pintores-
co enclave que debe su nombre a que desde este lugar se divisan
Bueres y su iglesia, cuyo patrón es Santiago.
Inmediatamente después, pasaremos por La Canalina, pronuncia-
da ladera algo más estrecha que su hermana mayor, La Canalona,
desde donde se puede alcanzar el Sil de la Peña o acceder a te-
rritorio de Gobezanes (La Llampaza y La Corra), no sin arriesgarse
al desprendimiento de alguna piedra, como así lo hacían antigua-
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