Page 862 - Laviana
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Roberto Pato                                                                            de los héroes de la novela de Armando Palacio Valdés: Toribión. La aldea
                                                                                                         perdida, fue la primera novela  que mi madre puso en mis manos.
                 Periodista

                                                                                                                Tomo prestado del maestro Manu Leguineche el título de uno de sus
                                                                                                         libros, La felicidad de la tierra, un diario que Leguineche comenzó a escribir
                                                                                                         cuando llegó, en 1986, a su casa de piedra en El Tejar de la Mata, en La
                                                                                                         Alcarria. La segunda parte del título se la debo al escritor Julio Llamazares.
        La felicidad de la tierra o distintas formas                                                     Distintas formas de mirar el agua es un fantástico relato que nos lleva al
                                                                                                         embalse del Porma, más allá del Puerto de Tarna, camino de la localidad
        de mirar a Puente d’Arcu.                                                                        leonesa de Boñar. Allí donde a principios de los años sesenta el ingeniero
                                                                                                         Juan Benet  comenzó a escribir Volverás a Región, mientras trabajaba en la
                                                                                                         construcción del embalse que, oficialmente, lleva su nombre.
                                                                      Esi ye’l mio pueblu.

                                                              Onde tolos díes a les ocho                        En los tiempos de María Castaña todo pasaba por Puente d’Arcu, una
                                                                                                         pequeña aldea del municipio de Laviana, perteneciente a la parroquia de
                                                 canta nesa mata un malvís presumíu .                    Llorío. Puente d’Arcu ha sido un importante núcleo de desarrollo económico
                                                                                         1
                                                                                                         relacionado con el transporte, la minería y la energía, como principales pilares.
                                                                                                         Personas y mercancías, estaban obligadas a cruzar el puente y ese tránsito
                                                                                                         favorecía la creación de negocios de diversa índole: comercios, talleres, bares
                Fue a finales de enero, puede ser que el último domingo del mes,                         y pistas de baile, entre otros.  Hoy en día la actividad económica se limita a
        en un día soleado.  Llegamos a Puente d’Arcu con la sensación de haber                           una serrería y almacén de piensos ubicada en El Campu, en unos terrenos
        encontrado el lugar perfecto, una de las piezas de ese puzle que cada uno                        que en su día pertenecieron a la empresa minera Cementos Fradera.  No muy
        trata de completar a lo largo de la vida. Con los años ese puzle tiene cada vez                  lejos, camino de Entralgo, se consolida un interesante proyecto: la güerta
        menos huecos. Poco a poco han -hemos- ido encajando las piezas. Algunas                          escuela La Llera. Pilar Borrego y Mario Fernández ligaron su proyecto de vida
        hubo que moverlas hasta encontrar su sitio, otras encajaron perfectamente.                       a una escuela de educación medioambiental en la que se programan cursos
        La vida, sin más.                                                                                relacionados con los ciclos de la naturaleza y vinculados al manejo de la
                                                                                                         huerta. En definitiva, vivir, ver y enseñar el mundo rural. La cabaña ganadera
                                                                                                         local es considerable, cercana al centenar de animales de vacuno, ovino y
                Este lugar me atrapó. Un poco más cada día. Incluso esos días
        oscuros del invierno lluvioso y triste, tienen su lado poético tan favorable                     caballar.  El cultivo de la huerta (patates, tomates, berces, arbeyos, fabes,
        para encontrarse con uno mismo y saldar deudas pendientes, sabiendo que                          algo de maíz...) también es interesante, aunque la producción se queda,
        mañana el sol volverá a brillar y convertirá el pueblo en un lugar luminoso                      básicamente, en el ámbito familiar. Hay un meritorio intento de recuperar la
        y agradable.  Aquí he redescubierto sabores, olores y sonidos que creía                          escanda en la vega Villaverde, una vega muy fértil ubicada entre Ciargüelo
        perdidos. Aprendí a mirar de otra manera y dar valor a lo que realmente                          y Muñera, a poco más de un kilómetro de Puente d’Arcu.
        merece la pena. A sentirme de un lugar. A saber que tengo un sitio en el que
        perderme para encontrarme. Antes de llegar tenía dos pueblos: Entralgo y                                Puente d’Arcu fue el eje de comunicación relacionado con el transporte
        Llorío, ahora tengo tres.  En Entralgo crecí, en la casa del capitán D. Félix, en                de carbón de las explotaciones de Fradera y la Central Hidroeléctrica de
        la que hay una placa que dice: “Aguila por que subiste/castillo y León soi                       La Curuxera, una de las pioneras de la expansión de la electrificación de
        fuerte/cruz en quien siempre creido/ desde la ora en que he nacido/hasta                         Asturias en los primeros años del siglo XX. La documentación histórica tiene
        en la ora de mi muerte”.  En Llorío pasé algunos de los mejores momentos de                      otra referencia ligada al tráfico de mercancías: la fiscalidad y los fielatos. En
        mi infancia en casa de mi güela Carmen, la misma casa en la que vivió otro                       este caso ubicado en la vecina localidad de Iguanzo, en una casona que
                                                                                                         sigue resistiendo los embates del tiempo.  La casona y la panera contiguas,
                                                                                                         pertenecían a la familia Alonso de Caso, dos de cuyos miembros, Bernardo
        1  Allende, Miguel. Onde suañen les formigues roxes. Pallabres de Payaso. Ed. Trabe, Uviéu
        (2004)                                                                                           y su hijo Ramón, fueron recaudadores de la zona a finales del siglo XVIII y
                                                                                                         principios del siglo XIX.

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