Page 863 - Laviana
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Roberto Pato de los héroes de la novela de Armando Palacio Valdés: Toribión. La aldea
perdida, fue la primera novela que mi madre puso en mis manos.
Periodista
Tomo prestado del maestro Manu Leguineche el título de uno de sus
libros, La felicidad de la tierra, un diario que Leguineche comenzó a escribir
cuando llegó, en 1986, a su casa de piedra en El Tejar de la Mata, en La
Alcarria. La segunda parte del título se la debo al escritor Julio Llamazares.
La felicidad de la tierra o distintas formas Distintas formas de mirar el agua es un fantástico relato que nos lleva al
embalse del Porma, más allá del Puerto de Tarna, camino de la localidad
de mirar a Puente d’Arcu. leonesa de Boñar. Allí donde a principios de los años sesenta el ingeniero
Juan Benet comenzó a escribir Volverás a Región, mientras trabajaba en la
construcción del embalse que, oficialmente, lleva su nombre.
Esi ye’l mio pueblu.
Onde tolos díes a les ocho En los tiempos de María Castaña todo pasaba por Puente d’Arcu, una
pequeña aldea del municipio de Laviana, perteneciente a la parroquia de
canta nesa mata un malvís presumíu . Llorío. Puente d’Arcu ha sido un importante núcleo de desarrollo económico
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relacionado con el transporte, la minería y la energía, como principales pilares.
Personas y mercancías, estaban obligadas a cruzar el puente y ese tránsito
favorecía la creación de negocios de diversa índole: comercios, talleres, bares
Fue a finales de enero, puede ser que el último domingo del mes, y pistas de baile, entre otros. Hoy en día la actividad económica se limita a
en un día soleado. Llegamos a Puente d’Arcu con la sensación de haber una serrería y almacén de piensos ubicada en El Campu, en unos terrenos
encontrado el lugar perfecto, una de las piezas de ese puzle que cada uno que en su día pertenecieron a la empresa minera Cementos Fradera. No muy
trata de completar a lo largo de la vida. Con los años ese puzle tiene cada vez lejos, camino de Entralgo, se consolida un interesante proyecto: la güerta
menos huecos. Poco a poco han -hemos- ido encajando las piezas. Algunas escuela La Llera. Pilar Borrego y Mario Fernández ligaron su proyecto de vida
hubo que moverlas hasta encontrar su sitio, otras encajaron perfectamente. a una escuela de educación medioambiental en la que se programan cursos
La vida, sin más. relacionados con los ciclos de la naturaleza y vinculados al manejo de la
huerta. En definitiva, vivir, ver y enseñar el mundo rural. La cabaña ganadera
local es considerable, cercana al centenar de animales de vacuno, ovino y
Este lugar me atrapó. Un poco más cada día. Incluso esos días
oscuros del invierno lluvioso y triste, tienen su lado poético tan favorable caballar. El cultivo de la huerta (patates, tomates, berces, arbeyos, fabes,
para encontrarse con uno mismo y saldar deudas pendientes, sabiendo que algo de maíz...) también es interesante, aunque la producción se queda,
mañana el sol volverá a brillar y convertirá el pueblo en un lugar luminoso básicamente, en el ámbito familiar. Hay un meritorio intento de recuperar la
y agradable. Aquí he redescubierto sabores, olores y sonidos que creía escanda en la vega Villaverde, una vega muy fértil ubicada entre Ciargüelo
perdidos. Aprendí a mirar de otra manera y dar valor a lo que realmente y Muñera, a poco más de un kilómetro de Puente d’Arcu.
merece la pena. A sentirme de un lugar. A saber que tengo un sitio en el que
perderme para encontrarme. Antes de llegar tenía dos pueblos: Entralgo y Puente d’Arcu fue el eje de comunicación relacionado con el transporte
Llorío, ahora tengo tres. En Entralgo crecí, en la casa del capitán D. Félix, en de carbón de las explotaciones de Fradera y la Central Hidroeléctrica de
la que hay una placa que dice: “Aguila por que subiste/castillo y León soi La Curuxera, una de las pioneras de la expansión de la electrificación de
fuerte/cruz en quien siempre creido/ desde la ora en que he nacido/hasta Asturias en los primeros años del siglo XX. La documentación histórica tiene
en la ora de mi muerte”. En Llorío pasé algunos de los mejores momentos de otra referencia ligada al tráfico de mercancías: la fiscalidad y los fielatos. En
mi infancia en casa de mi güela Carmen, la misma casa en la que vivió otro este caso ubicado en la vecina localidad de Iguanzo, en una casona que
sigue resistiendo los embates del tiempo. La casona y la panera contiguas,
pertenecían a la familia Alonso de Caso, dos de cuyos miembros, Bernardo
1 Allende, Miguel. Onde suañen les formigues roxes. Pallabres de Payaso. Ed. Trabe, Uviéu
(2004) y su hijo Ramón, fueron recaudadores de la zona a finales del siglo XVIII y
principios del siglo XIX.
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