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Somiedo: entre la economía y el metaverso
Nos remontamos a 1907, año en el que comenzaron los estudios técnicos para
construir la Central Eléctrica de La Malva. Ubicada en la Cueva de la Malva, de ahí su
nombre, la construcción se proyectó entre 1912 y 1913, impulsada por José Tartiere
y Policarpo Herrero, con la colaboración del ingeniero Narciso Hernández Vaquero,
a través de la sociedad Saltos de Agua de Somiedo. Una organización que posterior-
mente, en 1920, se constituiría en la Sociedad Anónima Hidroeléctrica del Cantábrico
Saltos de Agua de Somiedo.
La central eléctrica, en un principio, albergó dos grupos generadores de energía
que entraron en funcionamiento en 1917. Esta central permitiría abastecer de energía
eléctrica a buena parte de Asturias. Para ello se levantaron 73 km de redes de alta
tensión que suministraban a las grandes poblaciones de la región y, se puede decir
incluso, que contribuyó al desarrollo de Asturias, principalmente, porque fue proyec-
tada para abastecer de energía, además de las grandes poblaciones, a la industria que
empezaba a instalarse en Gijón y la que, posteriormente, se instalaría en Avilés.
La construcción de esta central, la primera gran central eléctrica que se construyó
en España, marcó un antes y un después en Somiedo. Para su levantamiento hizo falta
mucha gente que llegó al concejo procedente de toda Asturias y también de fuera de
la región. Esto supuso un gran movimiento económico para el municipio, porque esta-
mos hablando de varios cientos de personas que se incorporaron, durante varios años,
a la construcción de la central y también a su funcionamiento posterior.
Trabajadores construyendo la canalización de 6,5 km de la Malva. Foto de Víctor Vázquez
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