Page 691 - Laviana
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Pero la que hoy nos ocupa es la cuenca que empieza allí, en la zona
 David Rodríguez García  alrededor de Entrialgo, en la que situó Palacio Valdés su Arcadia amenazada

        por la industria. Quizás si Don Armando visitara hoy la zona viniendo desde Uviéu
        respiraría hasta con cierto alivio, aunque fuera tan sólo por la comparación,
        viendo que lo que para él era la barbarie de un progreso que arrasaría con lo
        verde de su valle, no llegó a provocar la debacle de borrar el encanto de la
        zona. Incluso los chamizos que monte arriba quedan como restos salpicados
 Villoria: la cremallera imaginaria que   por la zona, con las venas de raíles que en otro tiempo sirvieron para el trajín

 parte la cuenca del Nalón, mi güela Celia,   de la extracción, no le parecerían una agresión tan brutal como la que el

 y una castañal echada a perder por   aventuraba. Al menos en esa supuesta comparación (una comparación,
        como todas, odiosa) con lo que habría visto hasta llegar allí. También, claro,
 una aparición mariana.  por el esfuerzo de reinventarse que ha integrado alguna de esas heridas para

        disfrute ciudadano, desplazando personas en ruta disfrutando del entorno
        donde antes circulaban los vagones con el fruto recién arrancado de las
 La cuenca del Nalón (la cuenca buena como diremos quienes tenemos
 algún tipo de vínculo, aunque sin pretender con ello que la otra cuenca que   entrañas del monte.
 vertebra el centro de Asturies sea mala, sino simplemente por dejar claro que      Es  allí, en  donde  empieza esa  cuenca,  en  la zona de  la Chalana,
 la nuestra es buena), la cuenca del Nalón, decía, parece vinculada al ya   donde desemboca el río Villoria, al que da nombre el pueblo (la parroquia)
 pasado industrial de la misma. En el imaginario popular y personal de mucha   que se encuentra remontando su cauce desde Entrialgo. O quizás es al revés,
 gente hay una sucesión de castilletes, tolvas, barriadas y pequeños pueblos   como dicen algunas teorías que basan el origen de la citada toponimia en
 marcados por la actividad minera. Y digo marcados y añado aún, porque el   la presencia del río, y es el agua el que da nombre al pueblo y a la parroquia
 declive de la industria no implica ni mucho menos que deje de estar tatuada   entera.
 en el paisaje y el paisanaje, marcando hasta hábitos y personalidades aún
 a día de hoy. Y cualquiera que conozca presencialmente la zona puede      Villoria para mí es el recuerdo de mi güelo Cundo y, sobre todo de mi
 pensar que el marco industrial le acompañará, ascendiendo el río, hasta la   güela Celita (que vivió algunos años más). Pero ese recuerdo se difumina,
 misma fuente la Nalona.  como todos los de mi güela. Tanto que en los últimos años de su vida, ni
        siquiera ella los conservaba. Mi güela Celita bajó con el so home, mi güelo
    Sin embargo, al llegar al puente la Chalana la cuenca muta, perece   Cundo, desde lo alto Les Bories al valle, en busca de un hogar más amañoso
 que abierta en cremallera por el mencionado puente que cruza el río, cuya   y construyó una vida y unos recuerdos que acabaron siendo borrosos en su
 carretera continúa hacia La Collaona, para pasar a  lo allerano, como si   mente, y que incluso yo tengo ya que imaginarme. Un buen día, ya mayor,
 quisiera de algún modo dirigirse al encuentro de la otra cuenca, un poco   mi güela Celita reflexionó al aire, sin venir a cuento como mucho ya de lo
 más allá, para decirle que no hay cuenca mala. Allí, en la Chalana, se inicia   que decía entonces “pero si yo llámome Celia, cómo ye qué to’l mundo
 esa parte de la cuenca que discurre a la vera del Nalón, y encuentra el   llámame Celita?”. Obviamente, era esa enfermedad con nombre raro que
 paisaje libre cuando se mira en derredor. Allí se termina esa cuenca que   todos conocemos la que le provocaba esos comentarios. Igual que le hacía
 pagó en su propia piel el precio de proporcionar impulso y energía a una   perder sus recuerdos, y por eso yo dejo aquí mi recuerdo para ella. E igual
 Asturies que ya nunca será. Como el deportista que entrena sin descanso en   que por eso desde entonces, por desgracia no mucho tiempo, comencé a
 sus años jóvenes y, llegada la mediana edad, sufre en su cuerpo los rigores   llamarla Celia.
 del esfuerzo límite.



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