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proyecto de apariencia faraónica, pero de impecables estudios físicos y económi- dió al Gumersindo García Díaz, minero de Boo (Aller). El 12 de Junio del año anterior,
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cos … hubiera sido el mayor cable aéreo de Europa” . Sin embargo, este proyecto
nunca llegó a materializarse. Así pues, fracasada a principio de siglo la línea San
Martín-Lieres-Musel, y fracasado ahora el grandioso cable aéreo, el Ferrocarril de
Langreo seguiría imponiendo su monopolio y sólo el ingenio de algunos empresarios
(caso de Fradera con sus famosas tolvas para sacar el carbón en días-valle) hacía
más llevaderos sus insufribles precios.
El 2 de agosto de 1927 El Noroeste publica en portada que en las minas de Buferrera
(Covadonga), dos bandoleros han cometido un horrible crimen, atracando al inge-
niero y asesinando al cajero. Los bandoleros más famosos por estos años son Cons-
tantino Turón “Tino Turón”, y su colega del Nalón Benjamín González “El Bárgana”,
pero dado que éste trabaja, cuando quiere, en las propias minas de Covadonga, a
él se le achaca la criminal fechoría. La propia GEA (1970) dice que “Otro bandolero
que alcanzó popularidad en Asturias fue ‘El Bárgana’ apodo de un individuo que
trabajaba en las minas de La Bufarrera y que en la segunda década de este siglo
mató a uno de los ingenieros” (el inglés Thomas Horne). No obstante, la situación es
muy confusa e inicialmente también se echa la culpa al ingeniero auxiliar, el joven y
también inglés Jorge W. Teasdale. El caso es que ‘el Bárgana’, ‘se echó’ al monte a
consecuencia de tal crimen, “dedicándose -termina GEA- a cometer tropelías hasta
morir en un tiroteo sostenido con la guardia civil”.
Según Ernesto Burgos (2009) Benjamín González no era natural de La Bárgana, lugar
de Laviana que le daría apodo, sino que nació y fue a morir en el caserío de La
Raposera, cercano a Blimea (SMRA), donde puso fin a su vida el 15 de diciembre
de 1927, quizá ante un probable cerco de la Guardia Civil como apunta la GEA. ‘El
Bárgana’ había vendido a un vecino de Laviana su posesión más valiosa: un vistoso
reloj; y antes del momento más crucial de su vida, había confesado a su tío Manuel
que tenían el robo que tenía planeado de la Sociedad Coto Musel, ¡a semejanza
del que había cometido en Bufarrera!. Hasta Laviana llegaron entonces, avisados, el
joven ingeniero inculpado Jorge W. Teasdale, acompañado del director gerente de
aquellas minas Frederick T. Berkley, manifestando su alegría al conocer la noticia y
al reconocer el reloj que el Bárgana, efectivamente, había robado. 22
Antes de finalizar el año 1927 aún no salen al paso cuatro líneas que bien merecerían
un capítulo entero. Se trata de la medalla al mérito en el trabajo que el 30 de no-
viembre de 1927 el rey Alfonso XIII, a propuesta del dictador Primo de Rivera, conce-
21 Faustino Suárez Antuña, 2001, B_1453 pag 126-133.
22 GEA t 2: 264-265, BANDOLERISMO. Tb escribieron sobre el famoso bandolero, entre otros:
Alfonso Camín: “Sangre en la niebla: El Bárgana”, en El Popular, Cangas de Onís, 5-1-1928, p
1-2; Ernesto Burgos: “Los últimos pasos de «El Bárgana», LNE, Cuencas, 21-7-2009
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siendo artillero del Grupo Cutrifera, había entrado al tajo como Gumersindo y salió
siendo “Sindo, el manco de Boo”. ¡Se había automutilado el brazo izquierdo! Su di-
lema fue la vida en mil pedazos o el brazo de un tajo. Cuando estaba con el brazo
atrapado por un costero y la mecha ya prendida, pidió el hachu a su compañero y
le ordenó que corriera para morir solo él.
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El sábado 7 de abril de 1928, se mata en el socavón del 1º de La Sota el trenista Luis
Silva Collado. Es una familia a la que la mina ha cobrado un alto precio: su cuñado
Remigio Suárez Morán había fallecido cuatro años antes, en la catástrofe de La Sota
el 28-5-1924; y el hermano de éste Arturo Suárez Morán, morirá en Rimoria en 1941 (su
hijo Remigio -1930-2007-, será facultativo de Minas y concejal del URAS en el Ayunta-
miento de Laviana).
Dos meses y medio después, el 25 de junio de 1928, el facultativo de Minas Arturo
León Zapico (futuro alcalde de Laviana y víctima en la guerra del síndrome que lla-
mo del ORCO: Odio y Rencor Contra el Otro), escribe una carta a su exjefe Joaquín
Velasco Martín, que será publicada en la revista “Minería” de agosto del mismo año.
Arturo León había sido despedido el 1º de abril por los accionistas de Coto Musel, se-
ñores Martinez de las Rivas, poco después de que pusieran la contrata de las minas
en manos del citado Joaquín Velasco. La despedida cursó con una carta en la que
le daban las más expresivas gracias por los buenos servicios prestados, y un pagaré
por el que le abonaban tres meses de sueldo en concepto de bonificación. Ahora
se lamenta públicamente Arturo León de que Joaquín Velasco hubiera faltado a
su palabra (de la que dice que son testigos el cura de Carrio y la señora María de
la Tejera), “dejándome en la calle después de 18 años de trabajo en sus minas, du-
rante los cuales desempeñé los cargos de Ayudante de minas, Jefe de explotación
v Administrador”. Termina su misiva Arturo Zapico diciendo que “solo me queda el
pataleo, y usaré de él para que mi silencio no se tome por ignorancia o resignación;
quiero por el contrario hacer bien patente mi más enérgica protesta por el engaño
de que he sido víctima, bien persuadido, por otra parte, de la ineficacia del proce-
dimiento, pero que responde a una ley muy humana y siempre necesaria, pues el
proceder de otro modo implicaría una cobardía y entiendo que no es este precisa-
mente el sentimiento que engendra la injusticia .... y que sirva de provechosa lección
a todos mis compañeros ....” 24
23 Como antes dijimos, un acontecimiento similar lo narra Albino Suárez (1996: “Episodios
Mineros”, pág. 109-111), personalizándolo en “Juanón de la Boza”, datándolo de manera
imprecisa en el año 1920, y ubicándolo en la mina Amada de Coto Musel.
24 Nunca quedó aclarado el asesinato del exalcalde de Laviana Arturo León Zapico, de 54
años, facultativo Capataz de Minas, propietario y soltero. Fue asesinado en 1936, un día 11
de agosto o de septiembre, siendo quizá una del centenar de víctimas del Pinar de Lada,
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