Page 846 - Virgen del Camino
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Siendo ella muy jovencita, le dijo él: ban de casa. Ambos estudiaban latín en una casa junto a la del señor don
Ilarino Alonso, abogado. La amistad les duró toda la vida.
- ¿No quieres ir a estudiar? Contestó ella que no.
Él insistió: La última noche de ir a Corias, Pablo durmió en casa de doña Tomasa Gon-
zález, madre del joven Eustaquio del Hoyo, compañero suyo de estudios en Bo-
-Al lado de la religión debe estar la cultura. ñar. Se llevó grata sorpresa cuando, años después, convivió con él en Corias
Esta sentencia impresionó a la muchacha. Poco después fue a estudiar al como profesor. Hecho el noviciado en Padrón, había ido a profesar a Corias.
colegio de las Carmelitas de León. Don Pablo le pagó los estudios. Más adelante, cantó su primera misa en Salamanca el 25 de diciembre de 1908.
Don Ceferino resolvió con su hermana Francisca llevar el niño a los abue-
los paternos, residentes en Palazuelo de Boñar. Recibió la primera instrucción INGRESO EN CORIAS
bajo los cuidados maternales de tía Francisca y la autoridad benévola del
abuelo.
1. La llegada
Recibió la enseñanza primaria de un maestro que se hospedaba en casa
de su tía Ramira, que vivía en «El Corral de Las Arrimadas» junto con los niños En septiembre de 1900 llegaban a Corias los dos muchachos. Pablo había
de Laiz y El Corral. Daba la clase en el pórtico de la iglesia de Santa Co- cumplido ya los dieciséis años. Los acompañaban familiares. Con Pablo, tía
lomba. Años después, agradecido a los estudios hechos en aquel pórtico, Francisca. Estaban en la edad de ser admitidos en el Noviciado. Sin duda
don Pablo construyó la nueva iglesia en el pueblo de Santa Colomba. Era que don Gabino Sierra tenía relación con los dominicos de Corias como se-
también una muestra de afecto hacia su prima Visitación y a su esposo don leccionador de vocaciones, según era método entonces.
Amador Gutiérrez, residentes en ese lugar.
Harían el viaje por el puerto montañero de Leitariegos, divisorio entre León
Iniciado en las primeras letras, Francisco le llevó a estudiar a Boñar con el y Asturias, por la carretera que une las dos provincias. La carretera desciende
«dómine» don Gabino Sierra, párroco de Laiz de Las Arrimadas. Intensificó el con revueltas. Atraviesa pueblecitos, asentados en la orilla y ribazos laterales.
estudio de latín y humanidades. Ambos contemplaban el paisaje de picos, laderas y hondonadas. Así llega-
En la visita a Boñar, tuvimos ocasión de visitar la villa. Es una pequeña ciu- ron a Cangas de Tineo, llamada posteriormente del Narcea. Río que, nacien-
dad. Calles empedradas. Notable plaza triangular, punto de reunión de las do en lo alto del puerto, desciende limpio, cantarín y rápido entre huertas,
fiestas conmemorativas locales y comarcales. Tiene un leve declive hacia la castaños, robles y otros árboles.
iglesia. Junto a ésta, el «Negrillón», olmo gigantesco y más que centenario. De pronto, dos kilómetros más abajo ven el grandioso monasterio multi-
Ya era viejo cuando el niño Pablo corría y jugaba en torno a él con sus com- secular benedictino, convertido en convento dominicano desde hacía cua-
pañeros. Y en los días de sol estudiaba bajo su sombra. Sombrea a la iglesia renta años. Fue una impresión sobrecogedora por lo solemne del edificio con
con su gran copa redonda. Varios hombres agarrados de las manos apenas sus dobles claustros inferior y superior y los dos patios cuadrados. El principal,
pueden rodear su tronco. Hay una fuente inmediata con dos caños de agua con el surtidor en perpetua sensación de lluvia.
permanente. Entre los caños, un obelisco de conchas.
Entraron en el portalón de la portería, Pulsaron la campana. Salió el por-
Boñar es villa señorial y turística. Entre varias curiosidades ofrece al visitan- tero a recibirles, amable y gracioso. Era natural de Somiedo y se llamaba fray
te la torre de la iglesia cupulada y el reloj con su «maragato», un muñeco Manuel. Y les introdujo en el claustro principal. Desde el ángulo de entrada
mecánico que asoma para dar las horas. Los curiosos lo contemplan desde vieron de un vistazo el doble claustro. Les parecía perderse en la distancia,
la plaza. Muchas veces lo vio el niño Pablo. Después, años adelante, habría Tan largos les parecían.
de tener allí un encuentro del que se hablará más adelante. Pero cuando Llegó el Padre hospedero. Vieron con él todo el convento en lo que no
era niño, sólo pensaba en sus ocupaciones: estudiar latín y humanidades había clausura. Les condujo al refectorio, donde tomaron un refrigerio. Sa-
preparándose para ingresar en la vida religiosa.
ludaron al Prior. Descansaron. Después les condujo al bosque de la finca.
Fue compañero de estudios en Boñar el niño Manuel Díez Tascón, de Vieron huertas, pomaradas, espesuras de castaños por un camino que lo
Campohermoso. Compartían las tareas escolares y la merienda que lleva- circundaba todo. El buen tiempo de septiembre invitaba a ello.
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