Page 851 - Virgen del Camino
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También los condes se retiraron para vivir con los monjes. Don Piñolo falle-  3.   Incendio devastador
 ció el 29 de mayo de 1049. Doña Aldonza vivió con hábito de beata hasta   Un suceso doloroso dejó huella imborrable en el monasterio, en los pue-
 el 25 de octubre de 1083. Descansaron en la antigua iglesia, cada uno en su   blos vecinos y en la villa de Cangas.
 sepulcro, hasta 1654, en que los trasladaron a un común sepulcro junto con
 sus hijos, hermanos y sobrinos. El sepulcro de los condes conserva un epitafio   El 24 de septiembre de 1763, los monjes se vieron turbados por un incendio
 alusivo. Se halla en la capilla mayor de la iglesia actual, en el lado de la epís-  que redujo el monasterio a pavesas. Una columna de fuego de gran altura
 tola, con su escudo de armas. En el evangelio, frontero al de los condes, está   reveló a la villa y pueblos lo que sucedía. Cangueses y vecinos acudieron a
 el sepulcro de Bermudo III y de su esposa la reina Osinda con el escudo real   extinguirlo. Quedaron ilesos el archivo y la iglesia. Esto movió a los monjes a
 de España sin la granada.  cantar un Tedeum en cada aniversario.

 La historia del monasterio es casi la de sus abades, cuyo espíritu y obras   Iniciaron las obras del nuevo monasterio diez años después, en el verano
 delineaban su fisonomía monástica.  de 1773. El estruendo de los castaños derribados en el bosque cercano se
        confundía con el chirriar de las carretas. Asombran los esfuerzos para la rea-
 Don Munio Estaz, designado por doña Aldonza y elegido por los monjes el   lización de la obra. La piedra de mampostería estaba a la puerta de casa;
 18 de julio de 1073, construyó una iglesia más amplia que la primera, consa-  pero el mármol llegaba de Rengos, distante cuatro leguas; la piedra negra
 grada por el obispo don Pelayo en 1113. El mismo día de su elección, Alfonso   de los zócalos y de las soleras de los balcones de la fachada procedían de
 VI había nombrado a don Arias obispo de Oviedo.
        Villarnil; la piedra roja, de Villadestre. pueblos en lo alto de la montaña. El
 Tras una lista de abades que llenaron dos siglos, gobernó el monasterio   arrastre por los caminos implicaba enormes dificultades.
 don Antonio Tamayo (1574-1579). En su tiempo perdió el monasterio la juris-  El abad don Isidro Estébanez inauguró los trabajos. Continuaron sin inte-
 dicción temporal sobre Corias y otros lugares: según documento de Felipe ll   rrupción hasta 1809. En el centro de la fachada, cerca de la cornisa hay dos
 autorizado por Gregorio XIII.
        lápidas de mármol con sendas inscripciones. Indican el comienzo y fin de las
 Siendo abad don Bernardo Riaño acaeció un suceso particular. El 7 de ju-  obras. En su cuatrienio se gastaron casi tres millones de reales. No se incluían
 nio de 1693, a las cuatro de la tarde. Ante don Rodrigo Tejón, escribano, don   el pan cocido para el peonaje, la hierba para los bueyes de arrastre de pie-
 Ángel Mondragón, pintor, y otros varios oficiales, limpiando la cabeza de un   dra y madera, la manutención de dos carreteros con el salario, la madera de
 Santo Cristo, grande, muy antiguo y venerado, para retocarla y colocarla de   vigas y tablas del bosque monástico, los salarios de los tres maestros de obras
 nuevo, reparó que había en la cabeza una pieza muy ajustada en cuadro,   en los años que corrieron con ellas. Eran tres monjes. Director de las obras, el
 apenas visible. Como sonaba hueca, quiso ver qué había dentro. Un monje   arquitecto Taela. Así figura en una piedra del pavimento a la entrada de la
 le dijo:  iglesia.
 -Mire lo que hace y tenga respeto a la imagen por lo que representa.  El área del monasterio tiene ocho mil metros cuadrados. Parece un pa-

 El pintor, arrancando la pieza, dijo en broma:  lacio real. Un rectángulo con dos grandes claustros y patios. El principal, de
        gusto refinado. Cuatro pisos. La iglesia, una cruz latina. Sacristía sólida y es-
 -Aquí hay un tesoro.  paciosa. Una sola nave con tres retablos barrocos, central y laterales, en el

 Así era. Dentro halló varias reliquias y objetos de gran valor.  crucero. Numerosas capillas con tallas benedictinas sustituidas posteriormen-
        te por santos dominicos. Se asciende al presbiterio por una escalinata de
 Aún se venera este santo Cristo en la iglesia, ya sin reliquias, de aire gótico.   mármol. El presbiterio espacioso con ambones en epístola y evangelio.
 Se cubre con un perizomo de la cintura a las rodillas. Brazos horizontales en-
 sangrentados. Barba y cabello en tirabuzones. Trenzada corona sarmentosa.   En el centro del retablo destaca la gran talla barroca de San Juan Bau-
 Levemente inclinada la cabeza a la derecha y los ojos redondos mirando al   tista. Relieves inferiores evocan el origen e historia del monasterio. En los re-
 cielo en actitud de súplica perdonadora.  tablos laterales, la Virgen del Rosario y Santo Domingo, pero con tablas de
        escenas monásticas benedictinas.
            Escoltan a San Juan Bautista las tallas de Santo Domingo y San Francisco.





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