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Evolución de la actividad económica e industrial del concejo de Somiedo en el último siglo

            Los somedanos inician un movimiento migratorio que deja al concejo sumido en
         una depresión. Familias completas comienzan a buscarse un futuro más estable en
         las principales ciudades asturianas -Gijón, Oviedo y Avilés- y fuera de la provincia,
         siendo Madrid uno de los principales destinos. Incluso hasta más allá de nuestras
         fronteras, se puede encontrar a somedanos en ultramar, como Argentina, Venezuela o
         República Dominicana, y por Europa, en países como Suiza o Bélgica.
            Pero no todas las familias decidieron irse del concejo. Hubo algunas que, si antes
         ya vivían de la ganadería, ahora seguirían haciéndolo. La cabaña de reses en Somiedo
         por el año 88 no sumaba más de 4.200 cabezas, que se repartían en aproximadamen-
         te 350 familias, lo que hacía una media cercana a las 12 reses por ganadería. Era una
         apuesta arriesgada pues la gran mayoría de los pueblos no tenían acceso por carretera.
         Pero eso no era lo más grave. En plena década de los 70, había poblaciones de So-
         miedo que aún no tenían luz eléctrica, pese a las centrales que albergaba el concejo.
         En algunos casos se abastecían de pequeñas minicentrales que se instalaban al lado
         de los molinos que utilizaban un pequeño salto de agua para la molienda del grano,
         durante el día, y, por la noche, generaba luz para los vecinos. Por supuesto, ni hablar
         de agua caliente en las casas, más allá de la que se calentaba en las calderas de las
         cocinas de leña. Somiedo estaba cada vez más sumida en la incomunicación y el
         despoblamiento. Se perdieron cerca 4.500 habitantes desde la década de los 40 hasta
         finales los 80, según un censo que se actualizaba cada cinco años.
              El concejo tenía en sus manos su propia recuperación, pero nadie era consciente
         de ello. La inmensidad de la naturaleza que se concentraba en 291 kilómetros cua-
         drados se convierte en la clave para que el concejo comience a despertar del letargo
         en el que se había sumido.
            Corría el año 1988, para ser más concretos, el 10 de junio, cuando el presidente
         del Principado de Asturias, por aquel entonces, el socialista Pedro de Silva, firmó y
         aprobó la ley por la que se declaró a Somiedo Parque Natural. Y con ello, justo al final
         de su primera legislatura, el presidente anunciaba un plan de choque con políticas
         de reequilibrio para rescatar a Somiedo del declive y aislamiento en el que estaba
         sumergido.
            Se puede decir que este fue un verdadero punto de inflexión. Comenzaba una
         nueva era para Somiedo y con ella nuevas expectativas que evitarían la desaparición.
         Somiedo está ubicado en el Mapamundi. Somiedo comienza a ser descubierto por
         asturianos y foráneos.
                Y al mismo tiempo, los propios somedanos empiezan a descubrir la popula-
         ridad, y, con gran acierto y orientación, lo hacen en perfecto equilibrio, sin perder el
         norte y sin renegar de su tradición y rica cultura. La ganadería se mantiene como acti-
         vidad económica, pero en condiciones mucho más modernas para la explotación. Las




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