Page 1332 - Somiedo
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vacas no deberían desaparecer nunca de Somiedo, porque son parte de esa riqueza
         natural del concejo, son elemento indispensable del paisaje somedano. Entre tanto,
         comienza a darse paso en la comarca una nueva fuente de ingresos derivada del turis-
         mo y de la consiguiente implantación de establecimientos de turismo rural.

            El impulso que dio al concejo la Declaración de Parque Natural se vio completado
         unos años después, en el 2.000, con la Declaración de Reserva de la Bioesfera pues en
         los cuatro valles que conforman el concejo se dan las premisas principales que exige
         la UNESCO: que se mantengan unos valores naturales excepcionales y que al menos
         una parte de sus habitantes conserven el modo de vida tradicional que, aprovechando
         los recursos naturales, les permita subsistir sin alterar el equilibrio ecológico de la
         zona. En Somiedo, ambos requisitos se cumplen.

            Y ahora sí, los somedanos, de marcado carácter emprendedor, comienzan a ser
         conscientes de la riqueza natural que albergan sus montañas y su fauna, apostando
         por un enclave turístico de primera categoría cuyo principal atractivo es su cultura, sus
         tradiciones y por supuesto una fauna y flora irrepetible en toda la cornisa Cantábrica.
            Había que empezar de cero, pero ese no era un reto insalvable para los someda-
         nos, pues siempre ha sido un territorio que aprende desde cero a explotar sus recursos
         hasta el punto de convertirse en una nueva imagen de Asturias. Un concejo en el que
         comienzan a convivir dos formas de vida: la tradicional que mantiene la ganadería
         con la modernidad del turismo. Un tándem perfecto y complementario que supone el
         auge y desarrollo de Somiedo en todos sus niveles.

            El concejo de Somiedo se convertía a ojos del mundo en un ejemplo de tradición y
         modernidad en perfecta consonancia. Los somedanos aceptaron de buen agrado este
         nuevo cambio porque con él llegaban las inversiones en infraestructuras, la mejora de
         la calidad de vida y el apoyo a las explotaciones ganaderas.
            La actividad económica comienza a bullir de nuevo de la mano del turismo, pero
         sin abandonar la actividad agroganadera que permanecerá y formará parte de la es-
         tructura económica, pero con una distribución diferente a las de los años 80. A día
         de hoy con cerca de 100 explotaciones se concentran algo más de 7.000 cabezas de
         ganado de la raza insigne Asturiana de los Valles.


















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