Page 82 - Somiedo
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El “Parque natural”, miles de años de actividad humana. Una mirada personal.
         Una vez llegamos a Aguasmestas, la carretera se estrecha y se hace sinuosa, atravesando
         el estrecho y vertical desfiladero de La Malva. La carretera fue construida hace tan
         solo unos cien años, con la finalidad de comenzar la explotación hidroeléctrica de las
         aguas somedanas, esta escasez de comunicaciones provocó el aislamiento secular del
         concejo somedano.
         En 1988 Somiedo, tuvo que dar un paso adelante hacia la modernidad, años de
         incomunicación y una situación excepcional en la cordillera cantábrica, hicieron que
         universidades y científicos centraran aquí sus estudios y se forjaran las bases para
         crear el primero de los parques naturales del principado de Asturias con una ley que,
         declarando el concejo de Somiedo como Parque Natural, establecía el nuevo rumbo
         del territorio. Así comenzaba la andadura del Parque Natural de Somiedo que ha
         llegado a nuestros días.

         En varios puntos del Parque existen asentamientos de la edad del hierro, castros en
         los que se agrupaban los antiguos pobladores para defenderse, cultivar y cuidar sus
         ganados, comenzando la transformación del paisaje que hoy tenemos.

         Si observamos un valle cualquiera desde la braña hacia abajo, siguiendo las agitadas
         aguas del rio, podemos entrever un pedazo de la historia, de nuestra historia, de
         nuestra identidad asturiana, desde los inicios de la sedentarización, a las etapas
         castreñas y llegando al final al pueblo, cuando las necesidades defensivas no eran tan
         importantes como las de proveer alimentos a la creciente población y donde las casas
         de piedra  y con tejado de teja (antaño de cubierta vegetal) se juntan y aprietan, para
         no robar el necesario terreno que alimentaba a población y ganado, dejando estrechas
         callejuelas, por las que apenas podemos circular con nuestros modernos coches y
         más pensadas para una circulación de tracción animal de la que aún quedan restos
         bajo hórreos y paneras, que a modo de improvisado museo etnográfico se mezclan de
         forma desordenada con los nuevos equipos y sus piezas.
         Pasear por los pueblos en Somiedo nos deja imágenes y sensaciones genuinas, en
         invierno humean las chimeneas, el frio aire de la mañana nos trae un olor a leña,
         mezclado con estiércol que nos transporta a tiempos pasados, que aquí aun forman
         parte de un presente que se resiste a desaparecer. Amarrados a una forma de vida en
         la que el ganado se mueve hacia arriba y hacia abajo por los valles, empujado por los
         ciclos de crecimiento de la hierba y manejado tanto el animal, como la hierba con
         una organización que pervive desde hace cientos de años.

         Somiedo se resiste a abandonar un modo de vida ancestral, brañas, caminos, senderos,
         prados, pastos y bosques son consecuencia de una humanización intensa del territorio.






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