Page 764 - Laviana

sión Musel –y esto es mi libérrima especulación- fuera un eco de la gran obra que llegará a ocupar una extensión de 1.149 hectáreas dando 600 puestos de trabajo
por entonces se desarrollaba y que no se terminaría hasta 1899, cuando se dio por
finalizado, tras muchos accidentes e incidentes el “puerto de refugio de El Musel”.
Laviana ofrecía, además, una grandiosa curiosidad histórica, pues el mismo espa-
cio en el que se habían estructurado los cotos feudales de Tiraña y de Entralgo, se
estructuraban ahora los modernos cotos industriales: en Tiraña la concesión 2ª Van-
guardia, cubriendo casi todo el valle; y en la parroquia de Entralgo el paradigma del
“Coto Musel”, creado a partir de la antes dicha concesión “Entralgo”, como el viejo
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coto medieval (¡curiosidades de la Historia!)
Si antes corregimos el error de que Coto Musel fuera considerada la primera mina de
Laviana (recordemos a los Arias Cachero, Faes, Casado Torres, los romanos e incluso
Cromañón), hemos de advertir que también se dice que fue una empresa tardía,
que cuando empezó su producción ya existía la línea de ferrocarril entre Langreo y
Gijón. Cierto, el primer tramo había entrado en servicio el histórico 25 de agosto de
1852, pero fue una inauguración más política que empresarial. La línea no llegaría al
corazón hullero del Nalón (Sama de Langreo) hasta 1856, y a Laviana hasta 1875 ,
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empezando al año siguiente, como hemos visto, el registro de las principales “minas”
y el aprovechamiento de los recursos carboníferos de Carrio, Barredos, Rimoria, etc,
conocidas de antes pero frenadas por la dificultad de sacar sus carbones al mar.
Pronto la montaña quedará completamente transformada, aparecerán nuevos ca-
minos, trincheras, planos inclinados, boca-minas, edificios destinados a fraguas, cua-
dras, carpinterías, caleros, y sobre todo casas “cuarteles” para obreros. Coto Musel,
6 El viejo concejo de Laviana remonta su creación oficial a finales del siglo XIII, cuando se
concede una nueva puebla o “Pola” de promoción real que recibe el nombre de “Pola de
Laviana”. En el siglo siguiente (año 1347) el señor D. Rodrigo Álvarez de las Asturias, hace
donación al convento de San Vicente de Oviedo de los cotos de su ‘señorío’ de Tiraña y
Entralgo.
En las actas de la Junta General del Principado de Asturias, que se remontan al año 1494
(Provisión de los Reyes Católicos de 16 de junio), Laviana aparece como uno de los 26
concejos en que entonces se estructuraba nuestra región (más 22 jurisdicciones de Abadengo
u Obmuñizispalías). En la reunión de la Junta, por ejemplo, en 20 de enero de 1672, en cuya
acta se dice que “presentaron cada uno los poderes que por los concexos y lugares deste
Prinzipado parecen otorgados a dichos cavalleros que se allaron pressentes en esta Junta”,
siendo uno de tales “cavalleros” don Felipe Bernardo de Quirós “por el concexo de Laviana”.
Traigo esto a colación para advertir que usaré la única grafía histórica de “Laviana”, sin la
corrupción lingüística que se quiere imponer (“Llaviana”), al igual que sucede con Langreo
que pretenden escribir con “Ll”, mientras que el concejos de Aller lo quieren con “y” (como
el adverbio Ayer); y en San Martín del Rey Aurelio quieren que la “y” sea “i”, sembrando el
kaos en la barca de locos y borregos en que está derivado España. Dejemos pues constancia
de que en ningún viejo documento he podido leer “Llaviana”, siendo una gran corrupción
intelectual rendirse a dictados y relatos sin soporte histórico.
7 La terminación del ferrocarril Gijón-Laviana demoró un cuarto de siglo, récord que pronto
superará el AVE a Gijón, cuyos primeros tramos fueron adjudicados en 2003.
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directos, más otros tantos colaterales, y explotando en torno a 60.000 t/año, habien-
do superado en el año 1929 la mítica barrera de las cien mil toneladas.
En 1896 escribe el cronista local Don Eladio García Jove, cuya mansión se alza sobre
la estación del ferrocarril de Langreo: «El foco de explotación se halla en el Meruxa-
lín, en cuyo punto, después de varios planos inclinados, desde los pisos de las diver-
sas bocas de minas, empieza la vía férrea, por donde circulan dos locomotoras de
siete toneladas cada una, y cuya vía mide una longitud de tres y medio kilómetros,
divididos en dos trozos: uno que cruza la montaña de Carrio, y otro la Vega de Lavia-
na, enlazados por un plano inclinado de más de 500 metros, en el alto del cual una
sencilla máquina movida por el vapor, pone en marcha los vagones en su ascensión
y descenso, atravesando después el río Nalón por un magnífico puente metálico de
35 metros de luz» (“Asturias”, edic. Bellmunt & Canella, 1897, t 2 pag 43-61).
A partir de aquí, vamos a construir un relato-río sin más pretensiones que un rápido
viaje a lomos de las fechas más singulares, por si ello valiera de pobre guión a his-
toriadores que algún día quieran llenar las muchas lagunas que faltan para el gran
libro que se merece la minería del concejo de Laviana en general y Coto Musel en
particular.
EL GOZNE ENTRE SIGLOS
Según Rafael Fuertes Arias, que con su libro “Asturias Industrial” (1902) siguió la estela
de su padre, Máximo Fuertes Acevedo (“Mineralogía Asturiana”, 1884), la Sociedad
Coto Musel fue constituida en 1890, en Bilbao, con un capital de dos millones de
pesetas, presidida por D. José Martínez de la Riva y ubicando sus actividades ex-
tractivas en el concejo de Laviana. El mismo Fuertes Arias (pag 193) dice que los
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No he podido aclar la duda de si el año 1890 es la fecha de constitución de Coto Musel
o solo la de su ampliación de capital. Coll & Sudriá (1987), en su libro “El carbón en España,
1770-1961”, publican una tabla cronológica (pág 226) en la cual repiten los mismos datos que
ofrece Rafael FUERTES ARIAS (1902): “Asturias Industrial”.
En cuanto al empresario, el apellido más correcto es en plural: José Mª Martínez de las
Rivas (Galdames, Vizcaya: 1848 o 1850- Madrid 1913) y consta tb como José Mª Martínez de
Lejarza y Las Rivas. Casó primero con Augusta Cecilia María Tracy, hija de un socio inglés y
con la que tuvo 4 hijos. Hizo negocios con su suegro en las minas de hierro vascas. Enviudó
y casó en segundas nupcias con María Richardson O’Connor (1860-1955), de la que tuvo 5
hijos, siendo el mayor Francisco Martínez de las Rivas y Richardson (Bilbao 1897- Málaga 1970),
el cual, a su vez, casó con Ángela Bayo Alessandri (1913-2000) y fueron también padres de
5 hijos, siendo el mayor José Martínez de las Rivas Bayo, que fue en los años 1970 uno de los
pilotos de rallyes más destacados de España. Dice el biógrafo de la familia Martínez de las
Rivas que cuando el patriarca “se decidió explotar la hulla de la montaña lavianesa, ya tenía
en su haber una larga carpeta de empresas”, participando en Astilleros del Nervión, en la
factoría de San Francisco del Desierto, en las minas de hierro Unión y Amistosa, en la sociedad
Somorrostro Iron Ore, en las navieras Vapores Fay y Somorrostro, en la Cía de los vapores
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