Page 856 - Virgen del Camino
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do Argüelles. Subieron al presbiterio. El prior les esperaba sentado ante el                       Estas palabras anticipaban ya los rasgos futuros de su personalidad. La
        altar. Se postraron sobre una alfombra. Les preguntó:                                            misma impresión que recibieron los novicios de él. Los connovicios y estu-
                                                                                                         diantes. Años después recordaban su nobleza y generosidad, ya financiero,
            - ¿Qué pedís?
                                                                                                         como fruto de lo que anticipaba de novicio y estudiante.
            -La misericordia de Dios y la vuestra
                                                                                                            Era el noviciado un año de aprendizaje, de prueba y de pruebas. Bajo la
            -respondieron.                                                                               guía del maestro, los novicios estudiaban la regla de San Agustín, las Consti-
            Tras una palmada, se levantaron. Y escucharon la plática: gracia de la                       tuciones, las epístolas paulinas de memoria. Se informaban de las responsabi-
        vocación, correspondencia y responsabilidad, protección divina, consejos                         lidades y méritos de la vida religiosa, de los votos, de la historia de la Orden,
        contra las tentaciones, recuento de las observancias, restauración de la Or-                     la restauración y expansión de la Provincia de España y la del convento en
        den en España, los novicios son los continuadores. Al final preguntó:                            que vivían.

            - ¿Estáis dispuestos a recibir el Santo hábito?                                                 Con el paso de los días comenzaban a intervenir por semanas: Lectura de
                                                                                                         la kalenda en prima, canto del «fratres» al comienzo de las completas. Lleva
            -Sí, Padre -afirmaron unánimes.
                                                                                                         han él acetre en las procesiones. Para todo esto les preparaba el Maestro.
            -Antes me habéis de contestar a unas preguntas.                                              Con sus pláticas, clases y capítulos de culpas, consejos y exhortaciones per-
                                                                                                         sonales a cada uno completaba su formación. Tenían ejercicios piadosos
            Eran canónicas. Las contestaron. Insistió:
                                                                                                         en la capilla, veladas instructivas y otras actividades parecidas. A sus horas,
            -A pesar de todo ¿estáis dispuestos a recibir el Santo hábito?                               recreo en la huerta-jardín reservado para ellos.
            Respondieron que sí.                                                                            Tuvieron dos Maestros sucesivos. Desde septiembre de 1900 al 24 de mayo
            La Comunidad entonó el Veni Creator Spíritus. Se levantaron los postrados y                  de 1901, el Padre Fernando Argüelles, elegido entonces Rector-Prior. Y al Pa-
        se agruparon junto al prior. El cantor entonó el Tedeum. Siguió la Comunidad.                    dre Rafael Calvo desde esa fecha.
        Se iniciaron los abrazos. Acabado el Tedeum se acercaron de nuevo al prior.                         La flor de la vida religiosa era el noviciado: toda esperanza sin responsabi-
        A la pregunta de si querían cambiar el nombre, dijeron que no. Pablo Díez                        lidades. La norma del Maestro, resumida en dos palabras: alegría y santidad.
        estaba encariñado con su patrono, el gran apóstol. Sentía devoción por él.                       Y saber pasar del recreo al silencio con naturalidad y sencillez. Todo en un

            El prior les dijo:                                                                           marco de autoridad severa en aquellos umbrales de un siglo a otro en Corias.
            -Desde este momento comienza para vosotros el año de noviciado bajo                             Fray Pablo Díez, más íntimo y reconcentrado que expansivo, más grave
        la dirección del Padre Maestro de novicios.                                                      que festivo, era sin embargo apreciado por sus connovicios y por el Maestro.
                                                                                                         Era observante y afable. Nunca ruidoso. Pero fácil para la sonrisa en el instan-
            El público había seguido con interés el desarrollo de la ceremonia. Veía                     te oportuno. Dio muestras de inteligencia, bondad y religiosidad. Los actos
        cómo los postulantes, conforme vestían el hábito, se postraban en hileras                        comunes iban perfeccionando su carácter. De modo especial, el capítulo
        ante el altar. La capa y túnica formaban pliegues en el sucio. Uno de los úl-                    de culpas. Los novicios oían la plática del Maestro. Luego se acusaban de
        timos fue Pablo Díez. Los hábitos -blanco y negro- realzaban las figuras y les                   sus faltas. Pedían perdón y penitencia y se postraban. A una señal se levanta-
        hacían aún más jóvenes.                                                                          ban y tomaban asiento. Esto corregía las infracciones propias de la debilidad
                                                                                                         humana y de la edad juvenil.
            3.  Ambiente y psicología de fray Pablo                                                         Después de la exclaustración se vivía en Corias la vida dominicana con ri-
                                                                                                         gor de observancia severa, que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX. El
            Pablo ya era fray Pablo. Y, aunque tenía 16 años, su corta estatura y finura
        de tipo le daban aspecto de menos edad. Un paisano suyo daba este testi-                         ayuno, de septiembre a Pascua de Resurrección, salvo domingos y días festi-
        monio años después:                                                                              vos. Silencio, excluidas las horas de recreo. Éste, durante el buen tiempo, en
                                                                                                         el jardín para los novicios. El bosque, para los estudiantes: un paseo de hora.
            «Pablo, de muy joven era bien parecido. Muy formal. Buena persona e inte-                    En el mal tiempo, en los claustros o patios interiores. A veces éstos paseaban
        ligente. Bien tratado por su padre. Las chicas de servicio hablaban bien de él».


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