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San Juan (“de la ilesia de Santa María del Obellayo namás que queden la segundo derivados de las aguas del río Raigoso, en el lugar de “El Mosquel
santa, unes piedres nun corral y los topónimos el prau Obellayo, la Braña
Santa María (braña, riega, picu y colláu), yá que dende mediaos del sieglu
pasáu la santa («La Virgen de la Leche») baxó pa la ermita de San Xuan
del Quintanal de Ribota, capiella fundada nel 1687, güei mui reformada,
onde se celebra L’Obellayo al rodiu del quince d’agostu ”). En Ribota, para
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salvar el desnivel y el río Raigosu, se construyó un paso elevado que tiene
su interés arquitectónico. El canal tiene su historia negra acumulando un
buen número de accidentes tanto para la fauna salvaje y el ganado, como
para las personas que perdieron la vida arrastradas por la fuerte corriente
de agua. El paseo entre El Cañal y La Curuxera es un recorrido agradable
que nos permite visitar Llorío y Ribota, dos de las principales localidades de la
parroquia.
En el complejo de La Curuxera, además de la Fábrica y el salto de agua
que mantienen su estructura original, se construyó un edificio de viviendas
para los trabajadores de la empresa. Un edificio que hoy presenta un mal
estado de conservación. El agua del canal vuelve al río Nalón, después de
completar el ciclo de transformación energética, muy cerca del puente de
La Chalana. Una parte del agua se desvía a la actual depuradora de la que
parte el abastecimiento para el municipio de Langreo.
Esta depuradora de Aguas de Langreo es -seguramente- el penúltimo
capítulo de la siempre intensa relación de Langreo con el agua. En el lugar
en el que se ubica, La Llera de Entralgo, hubo antes un primitivo sistema de
balsas de depuración del agua que llegaba de la captación del Raigosu.
El proceso de industrialización de Langreo “produce una comunidad
obrera numerosa y sobreexplotada que ha de sobrevivir en un medio cada
vez más deteriorado por la minería y la siderurgia. Ello es consecuencia de
que tal industrialización fue guiada por un capitalismo depredador que busca
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carbón y hierro con los costes más bajos posibles ”. Esa actividad industrial
originó un considerable aumento de la población que se vio obligada a residir
en un entorno que carecía de calidad de vida. Con la llegada del socialista
Enrique J Celaya a la corporación de Langreo tras las elecciones de 1911,
comienza el proceso para conseguir la captación de aguas del Raigosu. En
1926 se da cuenta al Pleno de Langreo “de la memoria, planos y presupuesto
del proyecto de abastecimiento de aguas redactado por el ingeniero de
caminos Fernando Casariego, para una cantidad de 125 litros de agua por
9 Rodríguez Hevia, Vicente. De fiestes pel Conceyu Llaviana. Cultures. Revista Asturiana de
Cultura, nº15, pp: 225-334. Academia de la LLingua Asturiana (2007).
10 Felgueroso Durán, Antonio Ramón y Fernández García, Aladino. La gestión de los socia-
listas en el Ayuntamiento de Langreo entre 1909 y 1936. Historia del Socialismo en Langreo.
Fernández, Aladino y Girón, José, eds. Agrupación Socialista de Langreo (1997)
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de Fon Bermeja”, concejo de Laviana. El presupuesto asciende a la suma de
3.158.017 pesetas. “Finalmente, y salvados todos los inconvenientes, el agua
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llega a la Plaza de la República o del Ayuntamiento, el 14 de abril de 1932 ”.
Una ramal de esa traída de agua del Raigosu atraviesa el puente medieval
de Puente d’Arcu para dar servicio a algunas casas de la localidad y también
para abastecer el lavadero público.
No fue un proceso fácil el de la construcción de la traída del Raigosu.
Además de los largos trámites administrativos y políticos, el proyecto se encontró
con la oposición de algunos vecinos de Puente d’Arcu y, fundamentalmente,
con una mujer: Carmen Pérez Fernández, Carmen Curuxera. “Carmen, con
su consuegra Nieves, encabezó una de las manifestaciones ecologistas más
sonadas, para protestar por las obras de la traída del Raigosu”. Carmen
Curuxera, mujer de carácter, luchadora, fumadora empedernida, madre de
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once hijos, quedó viuda a los 36 años .
“En aquel momento, el noble hidalgo don César de las Matas de Arbín
se irguió arrogante en medio del campo. Y, trémulo de indignación, con sus
blancos cabellos flotando, los ojos chispeantes, los puños crispados, se dirigió
al grupo de los próceres de la Pola, gritándoles:
-Decís que ahora comienza la civilización ... Pues bien, yo os digo...,
¡oídlo bien!...¡yo os digo que ahora comienza la barbarie! ”
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Es comprensible el cabreo de don César, uno de los personajes
centrales de La aldea perdida, la novela de Armando Palacio Valdés.
“Aunque tamizada por la ironía, la figura de Don César de las Matas de Arbín,
es la encarnación de una maníaca adoración por la antigüedad clásica
que, pese a sus exageraciones, plasma a la perfección los ideales que se
sostienen en la novela, y en concreto, la defensa cerrada de la ruralidad feliz
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—o de la Arcadia, que tanto daba— frente a las novedades industriales ”.
El desarrollo de la minería no solo es una de las claves de la
11 IDEM
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Histories de Muyeres. Laviana 1870-1970. Coordinación Aida Fuentes. Editado por el PSOE.
Pola de Laviana (2004).
13 Palabras finales de La Aldea perdida. Armando Palacio Valdés. Colección Austral. Sépti-
ma edición (1976).
14 Uría, Jorge. ASTURIAS 1898-1914. EL FINAL DE UN CAMPESINADO AMABLE. Hispania, LXII/3,
núm. 212 (2002). Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons
3.0 España (by-nc). http://hispania.revistas.csic.es.
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