Page 339 - Virgen del Camino
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los caminos de nubes que he tenido oportunidad de transitar en muchos   flores en la mano que, al terminar, se depositaba en el presbiterio delante
 viajes de avión a lo largo de la vida. Vivir con naturalidad lo que ahora me   del altar mayor; algunas veces, el poema de declamaba desde el propio
 parece una dificultad, como es la de acudir al Santuario en medio de la   presbiterio.  Confeccionar  el  ramillete  resultaba  casi  tan  importante  como
 nieve para celebrar con otras personas del pueblo una oración compartida,   aprender el poema. Algunas casas tenían flores en los patios, cuatro o cinco
 me ha hecho valorar esas experiencias de encuentro con personas que se   chalets con pequeños jardines a la entrada de la casa y había, también,
 unen para rezar. Fue en ese contexto donde yo inicié el aprendizaje de mirar   huertos en las afueras del pueblo en los que había rosales, lilas y azucenas.
 los rostros y reconocer en ellos algunas señales especiales de su estado de   Todas esas flores estaban disponibles para preparar las pequeñas ofrendas
 ánimo. Escuchaba a mi madre o a mis tías decir cosas con las que intentaban   que se hacían unidas a las declamaciones.
 descifrar las claves que se correspondían con expresiones de tristeza, de
 alegría, de preocupación en las personas más cercanas. Todas habían ido a   El Santuario tenía tres naves y coro, pero a partir de un punto quedaba
 rezar y llevaban al descubierto la carga de sus días. Quizás, salvo mis amigas   dividido en dos partes por un gran enrejado, que permanecía abierto y, en
 y yo, todas llevaban algo ligero o pesado, a ese encuentro ante la Virgen.  cuyos extremos, estaban situados los dos ambones. Lo recuerdo como algo
        que nos impresionaba un tanto. Subir a los ambones nos imponía mucho a
 En el buen tiempo, el panorama se transformaba con la llegada de peregrinos   los niños porque solo se accedía a ellos en estos actos del mes de mayo y los
 de sayal marrón. Venían de lejos, cansados y apoyados en una vara alta   predicadores en la novena mayor del mes de setiembre o los celebrantes para
 con una calabaza atada para transportar agua limpia y así poder mitigar   las homilías de las misas muy solemnes. Así la declamación de los poemas,
 su sed en el Camino. Su destino era Santiago de Compostela y nuestro   tanto desde el ambón como en el presbiterio, era un acto muy importante;
 pueblo, presidido por la Virgen, estaba en un punto de ese Camino. Era, por   creo recordar que lo hice dos veces, una desde cada lugar. Entre las rejas
 eso, parada obligada para ellos y para los niños se convertía en una gran   y el presbiterio había unos cuantos bancos, que se correspondían con dos
 oportunidad de asomarnos juntos a un mundo más grande. Los soportales del   altares laterales. En el centro, varios escalones daban acceso a un presbiterio
 Santuario se transformaban en el aula abierta con suelo de piedra, sentados   con sillones de terciopelo y al altar mayor, situado sobre el retablo con la
 escuchábamos historias contadas por aquellos hombres de profunda fe que   imagen de la Virgen, tal como se ha conservado en la construcción actual.
 nos hablaban de Dios y de sus tierras a la vez que nos daban caramelos   Pero las dos puertas incrustadas en él, que hoy existen, aunque no se usan
 pequeñitos y estampas de similar tamaño. El fuego de la ilusión y los sueños,   como tales, daban entonces acceso al camarín de la Virgen desde donde
 que despertaba en nosotros la escucha de aquellas hazañas, convertían el   podía besarse el manto. Todo ello hacía que subir a ese lugar sagrado fuera
 frío de las losas en un aliado estimulante que ahuyentaba los catarros. El   algo solo para “los días de incienso”.
 Santuario  contaba  además  con otros  elementos que  estaban  integrados
 en los juegos de niños de edades diversas. Las dos torres de la fachada   También en mayo se celebraba el gran acontecimiento para la infancia:
 principal, perpendicular a la carretera, tenían nombre propio: la torre nueva   la primera comunión de los niños que se habían preparado para ella en la
 y la antigua. En la primera había un reloj en su cara sur, que se convertía en   catequesis. Era una fiesta para todo el pueblo. El año de mi primera comunión
 juguete para los expertos en tirachinas. Más de un disgusto vivimos.  solo éramos dos niños y dos niñas y nos colocaron en el presbiterio, muy
        cerca de la Virgen, dos a cada lado en los sillones de terciopelo granate
 El ritmo de las estaciones y de los meses marcaba otros ritmos que hacían   que allí había. La siguiente celebración fue bastante numerosa y sería la
 esperables celebraciones y momentos de cierto protagonismo para los   última que se celebró en el Santuario antiguo. El protagonismo de los niños
 niños. Era el caso de los meses de mayo. Cada año, en mayo, nos esperaban   se extendía al día del Corpus Christi, que a veces era en mayo y otras en
 momentos especiales en el Santuario: la declamación de poemas dedicados   junio. Ataviados con el mismo traje que el día de la primera comunión y con
 a la Virgen María, la celebración el día de la Ascensión de la primera   una bolsita de pétalos de rosa entre las manos, recorrían en procesión varias
 comunión de los niños y niñas que hubieran cumplido los 7 años y la procesión   calles engalanadas con pétalos de flores y ramas de retama y de lavanda.
 del Corpus, que a veces “caía” ya en junio. La declamación de poemas   Por ellas pasaba la Custodia con la Hostia consagrada, que se detenía en
 se hacía habitualmente subiendo al ambón izquierdo llevando un ramo de   algunos altarcitos previamente preparados para desde allí unir al pueblo en
        alguna oración o cántico.

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