Page 857 - Virgen del Camino
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do Argüelles. Subieron al presbiterio. El prior les esperaba sentado ante el   Estas palabras anticipaban ya los rasgos futuros de su personalidad. La
 altar. Se postraron sobre una alfombra. Les preguntó:  misma impresión que recibieron los novicios de él. Los connovicios y estu-
        diantes. Años después recordaban su nobleza y generosidad, ya financiero,
 - ¿Qué pedís?
        como fruto de lo que anticipaba de novicio y estudiante.
 -La misericordia de Dios y la vuestra
            Era el noviciado un año de aprendizaje, de prueba y de pruebas. Bajo la
 -respondieron.  guía del maestro, los novicios estudiaban la regla de San Agustín, las Consti-
 Tras una palmada, se levantaron. Y escucharon la plática: gracia de la   tuciones, las epístolas paulinas de memoria. Se informaban de las responsabi-
 vocación, correspondencia y responsabilidad, protección divina, consejos   lidades y méritos de la vida religiosa, de los votos, de la historia de la Orden,
 contra las tentaciones, recuento de las observancias, restauración de la Or-  la restauración y expansión de la Provincia de España y la del convento en
 den en España, los novicios son los continuadores. Al final preguntó:  que vivían.

 - ¿Estáis dispuestos a recibir el Santo hábito?  Con el paso de los días comenzaban a intervenir por semanas: Lectura de
        la kalenda en prima, canto del «fratres» al comienzo de las completas. Lleva
 -Sí, Padre -afirmaron unánimes.
        han él acetre en las procesiones. Para todo esto les preparaba el Maestro.
 -Antes me habéis de contestar a unas preguntas.  Con sus pláticas, clases y capítulos de culpas, consejos y exhortaciones per-
        sonales a cada uno completaba su formación. Tenían ejercicios piadosos
 Eran canónicas. Las contestaron. Insistió:
        en la capilla, veladas instructivas y otras actividades parecidas. A sus horas,
 -A pesar de todo ¿estáis dispuestos a recibir el Santo hábito?  recreo en la huerta-jardín reservado para ellos.
 Respondieron que sí.  Tuvieron dos Maestros sucesivos. Desde septiembre de 1900 al 24 de mayo
 La Comunidad entonó el Veni Creator Spíritus. Se levantaron los postrados y   de 1901, el Padre Fernando Argüelles, elegido entonces Rector-Prior. Y al Pa-
 se agruparon junto al prior. El cantor entonó el Tedeum. Siguió la Comunidad.   dre Rafael Calvo desde esa fecha.
 Se iniciaron los abrazos. Acabado el Tedeum se acercaron de nuevo al prior.   La flor de la vida religiosa era el noviciado: toda esperanza sin responsabi-
 A la pregunta de si querían cambiar el nombre, dijeron que no. Pablo Díez   lidades. La norma del Maestro, resumida en dos palabras: alegría y santidad.
 estaba encariñado con su patrono, el gran apóstol. Sentía devoción por él.  Y saber pasar del recreo al silencio con naturalidad y sencillez. Todo en un

 El prior les dijo:  marco de autoridad severa en aquellos umbrales de un siglo a otro en Corias.
 -Desde este momento comienza para vosotros el año de noviciado bajo   Fray Pablo Díez, más íntimo y reconcentrado que expansivo, más grave
 la dirección del Padre Maestro de novicios.  que festivo, era sin embargo apreciado por sus connovicios y por el Maestro.
        Era observante y afable. Nunca ruidoso. Pero fácil para la sonrisa en el instan-
 El público había seguido con interés el desarrollo de la ceremonia. Veía   te oportuno. Dio muestras de inteligencia, bondad y religiosidad. Los actos
 cómo los postulantes, conforme vestían el hábito, se postraban en hileras   comunes iban perfeccionando su carácter. De modo especial, el capítulo
 ante el altar. La capa y túnica formaban pliegues en el sucio. Uno de los úl-  de culpas. Los novicios oían la plática del Maestro. Luego se acusaban de
 timos fue Pablo Díez. Los hábitos -blanco y negro- realzaban las figuras y les   sus faltas. Pedían perdón y penitencia y se postraban. A una señal se levanta-
 hacían aún más jóvenes.  ban y tomaban asiento. Esto corregía las infracciones propias de la debilidad
        humana y de la edad juvenil.
 3.  Ambiente y psicología de fray Pablo  Después de la exclaustración se vivía en Corias la vida dominicana con ri-
        gor de observancia severa, que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX. El
 Pablo ya era fray Pablo. Y, aunque tenía 16 años, su corta estatura y finura
 de tipo le daban aspecto de menos edad. Un paisano suyo daba este testi-  ayuno, de septiembre a Pascua de Resurrección, salvo domingos y días festi-
 monio años después:  vos. Silencio, excluidas las horas de recreo. Éste, durante el buen tiempo, en
        el jardín para los novicios. El bosque, para los estudiantes: un paseo de hora.
 «Pablo, de muy joven era bien parecido. Muy formal. Buena persona e inte-  En el mal tiempo, en los claustros o patios interiores. A veces éstos paseaban
 ligente. Bien tratado por su padre. Las chicas de servicio hablaban bien de él».


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