Page 493 - Ribadedeva
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Pimiango
precipitación veraniega. La temperatura media anual se sitúa en torno a los 13 ºC.
La vegetación y el paisaje. Atendiendo a la Biogeografía o Corología, se encuadra en la región
Eurosiberiana, subprovincia Cantabroatlántica, subsector Ovetense. La vegetación potencial
viene dada por la clímax, la comunidad paisajísticamente dominante acorde con el clima y el
suelo, aquí representada por el bosque planocaducifolio; y por las comunidades permanentes
que ocupan los biotopos en que la clímax no puede instalarse, es decir, la vegetación edafófila.
Sin embargo, como consecuencia de la influencia antrópica el paisaje es un aspecto visual de
la vegetación real o actual. Al cesar ésta, la potencialidad del territorio nos muestra etapas que
sustituyen (subseriales o regresivas) o anteceden (preseriales) a la clímax.
La vegetación climatófila o comunidad climax estaría constituida por un bosque mixto de
robles y fresnos o abedules, y en proporción dispar tilos, hayas, olmos, castaños, avellanos,
arces, cerezos, etc. La degeneración del bosque (no quedan más que algunos retazos mal
estructurados) por la influencia humana, ocasiona la aparición del matorral de brezo y tojo,
gromo o árgoma, los prados de siega (base de la economía rural y la unidad más característica),
y los cultivos forestales de ocálitos (Eucaliptus globulus). Las comunidades permanentes más
singulares son la vegetación de los acantilados, los acebuchales y el encinar cantábrico.
Para el estudio de las comunidades vegetales de los acantilados se utiliza un modelo de zonación
en cinturas de vegetación en función de distintos factores ecológicos: la influencia del mar, los
vientos, la radiación solar y la naturaleza del roquedo. Entre las plantas superiores más comunes
se encuentran: el cenoyo de mar (Crithmun maritimun), el llantén marítimo (Plantago mari-
tima), la armeria de mar (Armeria pubigera subsp. depilata), la acelga salada de los acantilados
(Limonium binervosum), grama de los acantilados (Festuca pruinosa), la zanahoria de mar
(Daucus carota subsp. gummifer), las collejas de mar (Silene uniflora), la esparraguera (Aspa-
ragus prostratus), la vulneraria ibérica (Anthyllis vulneraria subsp. iberica), margarita de hojas
carnosas (Leucanthemun ircuitianum subsp. crasssifolium), la angélica de mar (Angelica pa-
chycarpa), helecho marino (Asplenium marinum), y la berza marina (Brassica oleracea subsp.
oleracea), el ancestro salvaje de numerosas plantas hortícolas.
Los acebuchales son comunidades relictas dominadas por el acebuche u olivo silvestre (Olea
europaea var. sylvestris). De porte arbóreo en las zonas protegidas, expuesto a la influencia de
la brisa marina adquiere formas amatorraladas. Ocupan biotopos de termicidad y sequedad
acusadas frente al macrobioclima templado general en lapiaces y sustratos calcáreos de la costa
acantilada de orientación solana y suelos esqueléticos, proporcionados por la caliza de montaña
que procura unas condiciones edáficas de escasa capacidad de retención hídrica. El acebuche
también aparece en la siguiente formación vegetal: el encinar cantábrico.
El bosque de hoja persistente de óptimo mediterráneo con la encina (Quercus ilex subsp. ilex)
como especie dominante, tiene carácter reliquial y pervive en suelos también relictos, de épocas
anteriores a la última glaciación o todo lo más en la época cálida del Holoceno medio, hace
unos cinco mil años, en las que esta especie dominaba. Los cambios climáticos con aumento
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