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Pimiango

          Monasterio de Santa María de Tina. En la rasa de Tina, entre el mar y la Sierra Plana de Pi-
          miango, rodeadas de un bosque relicto de encinas y una plantación de eucaliptos, se encuen-
          tran las ruinas de lo que sin duda fue un importante monasterio. La iglesia románico – gótica
          (siglos XIII – XIV) tiene una cabecera de tres ábsides semicirculares precedidos de un corto
          tramo recto. La capilla mayor central, capillas menores flanqueándola y comunicadas por me-
          dio de arcos interabsidiales. La iluminación, muy reducida, se reduce a una saetera por capilla.

          Los ábsides laterales están cubiertos con bóvedas de cañón, en el central cubierta de bóveda de
          horno reforzada por un arco fajón y otro medio arco fajón perpendicular a él, líneas de impos-
          tas salientes y sin decoración. El arco de triunfo es apuntado, lo mismo que la portada oeste
          -carente de ornamentación- que se une al arco rebajado interior. En cuanto a los materiales,
          buen aparejo de sillares en los arcos y mampostería en el resto de la fábrica.

          Si bien en su estado actual no son fechables más allá del siglo XII los restos de esta iglesia
          monástica, el primitivo templo, de una sola nave, aparece en un documento datado el 25 de
          agosto del 932. Santa María de Tina es un priorato dependiente de la palentina Colegiata de
          Nuestra Señora de Lebanza (fundada en el siglo XI) hasta el 29 de enero de 1626 que es vendido
          a Juan Escalante de Mendoza, vecino de Colombres, con todos sus derechos y hacienda, señorío
          y propiedad. En la escritura de venta se estipula que el prior de Tina, Toribio Ruiz, de ochenta
          años, pueda continuar en el monasterio hasta su muerte. En 1568 la casa de Nuestra Señora de
          Tina tenía diversos bienes y heredades en las localidades de Vidiago y Pendueles.


          Durante la Baja Edad Media se acomete la construcción de la actual iglesia que tendría tres
          naves. Empero, las excavaciones arqueológicas, efectuadas durante los años 1985 y 1986, han
          puesto de manifiesto la existencia de una sola nave con armadura de madera y teja. Excepto el
          correspondiente a los ábsides, el suelo era de tierra. Tardomedievales son las laudas sepulcrales
          encontradas en los enterramientos, la que presenta decoración aserrada en los bordes y un tallo
          vegetal ondulante central se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias cedida por Ángel
          Noriega Rodríguez hacia 1961.

          En la Edad Moderna, siglos XVI-XVII, se construyó un gran arco central y se elevaron los
          muros de la fachada y del testero, para así instalar una nueva techumbre. La espadaña remata la
          obra barroca. Posteriormente se construyó un amplio pórtico como atestiguan las ménsulas de
          la fachada. Próxima a ésta se conservan restos de un horno. El arco fajón semicircular se desplo-
          ma en 1997 siendo reconstruido en 2006 durante las obras de consolidación del monasterio.
          No ocurre así con el altar arruinado con las mencionadas excavaciones arqueológicas. Las tallas
          en madera de la Virgen de Tina y el Niño, de finales del siglo XII y el tríptico escultórico Santa
          Ana, la Virgen y el Niño permanecieron en el altar de la iglesia monástica hasta 1936.

          La fiesta de San Emeterio. La ermita de San Emeterio concita una romería con misa y ofrenda
          del ramu el domingo del primer fin de semana de marzo. Se sitúa en un prado donde se percibe
          el tenue murmullo del mar filtrado por un bosque relicto de encinas, cerca de la cueva de El
          Pindal, del faro de San Emeterio y de las ruinas de la iglesia monástica de Santa María de Tina.

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